sábado, 10 de marzo de 2007

Ecotrackers en el día de las mujeres












En verdad que las mujeres son más interesantes cuanto más dueñas del mundo y de sí mismas se vuelven.
Creo que la libertad de las mujeres es el mejor camino para la libertad de todos, nunca fuimos libres mientras ellas eran mercancía para conseguir estatus o relaciones, y se sabía parte de ese orden, para ser placer para ser cocineras y lavanderas de hombres llenos de derechos y privilegios, por una minima seguridad. En el momento que ellas se hicieron más estudiosas, inteligentes, empresarias, profesionales, seguras de sí mismas, y por sí mismas, el mundo empezó a vivir de otra manera, el menú en la casa comenzó a ser una contribución mixta, la ayuda a para hacer deberes de los hijos, las discusiones, los pormenores y detalles del día a día comenzaron a tener dos vertientes.
El día en que las mujeres comenzaron a ser como nosotros, dejaron de ser hembras y pasaron a ser amigas. Apareció la necesidad y la manera en que el trabajo de entender y adaptarse no sólo a las mujeres sino a los cambios sociales y en la naturaleza, comenzó a marcar el paso en la conducta humana. Pasamos de la razón brutal a la razón de la palabra y de las sensibilidades, las palabras y sensibilidades se tornaron una medicina, un motor un espíritu con alas que vuela a ver el mundo pero retorna a ser fuerte en el nido compartido.
La soledad tomó también matices, ya no era la aventura masculina que atraviesa los días como crestas de olas embravecidas que nos arrinconan a los machos, pasaron a ser la personal comunicación de los silencios, el tiempo en frascos celulares inteligentes convirtiéndose en formas diferentes de florecer, madurar y ser fruto.
Cuando las mujeres dejaron de ser el complemento de algún hombre pasaron a ser ellas mismas y desde ellas un nuevo motor de la inteligencia humana, apareció una nueva razón, una nueva dirección para esquivar la guerra, los odios y las pasiones que el poder machista de los gobiernos, los estados y la familia que desato en la tierra a los diablos de odios, venganzas, rencores y poderes. Cuando las mujeres comenzaron a ser, vivir y creer en ellas mismas el amor dejó de ser un sacrificio de oprimidos y pasó a ser un deleite compartido.

Aun nos queda un largo camino para que en las comunidades con las que trabajamos, las mujeres dejen atrás el peso de los siglos, sin romper el calor humano de la identidad cultural, la razón de las sin razones que las liga a un tiempo sin opciones.

Pero la pobreza hace llagas en su alma y en la pobreza las mujeres son al igual que los niños las primeras víctimas, su niñez se torna un sueño perdido e incompleto, son expulsadas de los pequeños pueblos a la ciudad a ser esclavas domésticas, o trabajadores expuestas a caprichos y deseos insaciables de quienes las atrapan en la red de trabajos sin dignidad, que no las reconocen como personas, con pensamiento, carácter y temperamento propio, y las obligan a emerger desde humillación.

Nos queda un largo trecho para que nuestras voluntarias y voluntarios lleguen con su presencia, palabra y ejemplo a despertar la autoestima que nunca existió sin forzar una carrera hacia una nada llamada conducta consumista de la mujer urbana.

La mujer urbana esta atrapada en una falsa libertad, es el principal objeto de deseo en uso para generar un insacible derroche, para llenar de necesidades innecesarias la casa y la conducta de sus hijos y familiares, para arrastrarnos a una competencia para hacer de la abundancia el objetivo, para ser indiferentes a un mundo que ve la desaparición de especies, del oxigeno, de la estabilidad del clima, la penumbra de emigrantes que desbordan como insectos las fronteras atraídos por las luces de mundo lujoso.

Aun las mises universo y las reinas de belleza hablan de ayuda a los pobres, mientras se decoran con diamantes y riqueza incapaces de encontrarse a si mismas sin una cirugía estética.

Maximiliano

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