La Revolución ciudadana fue una opción planteada por la Revolución Francesa para separar del poder al rey y su aristocracia, y a la Iglesia y sus cardenales. Este poder se lo entregarían a los ciudadanos, gente de la “comuna de París” en un momento en que en Europa habían numerosas “ciudades estado” como Nápoles, Florencia, etc.
Así apareció la dominación de los partidos políticos que agrupan a “ciudadanos” que hacen política, que es el ejercicio de “mañas” para concentrar el poder en las “ciudades”, y en grupos humanos de esas ciudades, identificados con mecanismos de acceso al poder; todo lo demás, eso conceptos de diccionario, son idealizaciones, de manera que la política es el poder de las grandes ciudades, que ponen presidentes, diputados, manejan el presupuesto nacional, y nos convierten a todos en ciudadanos, esto es espectadores y pagadores de impuestos.
¿Qué es ser ciudadano?. Es ser un papel llamado cédula de identidad o pasaporte, sin el cual no puede circular por las carreteras de un país, no puede entrar en los edificios, no puede poner una anuncio en el periódico, trabajar, estudiar, sin el cual usted no existe, o vive la maldición de ser un ser humano sin papeles.
La Revolución marxista, puso un nombre a los ciudadanos, los llamó “burgueses” y Marx señaló que eran peor enemigo del trabajador , sea obrero o campesino, y el peor de lo peor era el “pequeño burgués”, ese arribista sin entrañas (clase media), que puede entregarse en cuerpo y alma al diablo por ascender; así que La Revolución Rusa llamó “tabarishi” , la Revolución Cubana “camarada” y los de izquierda del esta América Latina, “compañero” a las personas que vivian en los territorios de sus cambios, o en las organizaciones que se identificaban con el poder popular socialista o comunista.
Hoy vivimos como desde hace 500 años, nuevamente a la saga de un pensamiento euro centrista. Este pensamiento es el llamado Socialismo del Siglo XXI, creado por otro alemán, que mal patea a la realidad, que se desencadena fuera de Europa, pero que pretende mantener al viejo continente como el centro del planeta, como lo fue desde las conquistas griegas de Alejandro, hasta el l sigo XX, donde en todos los continentes debían hablar sus lenguas, practicar susreligiones y rendirse ante comerciantes, empresarios, aventureros o ejércitos del Viejo Continente.
No ha sido posible para el Mundo Latinoamericano y en especial para el Mundo Andino estructurar un pensamiento filosófico propio, que pueda entender al Mundo Andino sin los parámetros de la cultura occidental, ni siquiera pueden reconocer al centro de la mayor resistencia hemisférica, que aun conserva etnias, lenguas, medicina, etc.
Hoy el presidente celebra una victoria electoral, consolida un eje de resistencia con otros países latinoamericanos; propone una unidad continental, como clave para cambiar el trágico destino como colonias modernas de los países de sangre colonialista, o “el patio trasero de los Estados Unidos”.
Pero lo hace a partir de una estructura putrefacta contra la que dijo luchar, que es la “partidocracia” o poder de los partidos políticos, para lo cual, hoy es “propietario de un partido político llamado Alianza País,” que en estas elecciones recicló basura política de otros partidos, y acogió y fortaleció en su seno a la clase dominante del Ecuador desde 1974: los burócratas, que son el poder desde que empezaron la exportaciones petroleras, y el estado tuvo mas ingresos que los ricos.
Este partido, condenado a existir mientras Correa sea presidente, ya comienza a ser una rueda de mañosos y la población manifestó su resistencia en algunas provincias arrimándose a algo peor.
El precio a pagar por este reciclaje ya lo está sintiendo. Cuando ganó la primera vez para ser presidente, fue solo sin candidatos a diputados, ahora ya fue con candidatos a asambleístas y otras dignidades en gobierno seccionales y se apoyó en gente “conveniente”, no en gente correcta. Correa se convirtió en el caballo de Troya contra el espíritu innovador de los Forajidos que destituyeron a Gutiérrez y el coronel vuelve a ser un peso traicionero.
La clave de la corrupción de los partidos políticos está en que en la política tiene mas peso lo “ conveniente” que lo “correcto”.
Maximo
miércoles, 29 de abril de 2009
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